Las ampollas son sacos de líquido que se forman en la capa externa de la piel debido a roces, calor o enfermedades cutáneas. Se localizan principalmente en las manos y los pies.
Las causas de las ampollas pueden ser variadas. Pueden surgir por la fricción con el calzado, la realización de actividades manuales intensas sin protección, quemaduras, congelación, eccema o reacciones alérgicas. Además, la exposición a plantas venenosas como la hiedra, el roble o el zumaque, así como otras enfermedades o infecciones, también pueden desencadenar su aparición.
Existe la creencia de que perforar una ampolla acelera su curación, sin embargo, esto depende del tamaño y contenido de la misma.
Si la ampolla contiene líquido transparente y está intacta, es probable que se reabsorba y se rompa por sí sola. Por otro lado, si el líquido es rosado o sanguinolento, indica la presencia de un hematoma, que puede complicar la cicatrización y requerir drenaje. En estos casos, se recomienda perforar la ampolla y evacuar su contenido para evitar complicaciones.
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