El Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad ha ofrecido una serie de consejos para llevar una vida saludable durante los meses de verano. Las principales recomendaciones en esta época del año se refieren a evitar los peligros que comporta la exposición prolongada al sol y al calor durante estos meses y tomar las adecuadas protecciones en el ámbito alimentario para prevenir intoxicaciones.
Exposición al sol
Durante los meses de verano debemos ser muy conscientes de los riesgos que entraña una exposición al sol sin protección. Tenemos que concienciarnos de que en esta época del año, cuando dedicamos gran parte de nuestro tiempo libre a actividades que suponen un mayor contacto de nuestra piel con los rayos solares, la adecuada protección es fundamental para evitar daños a la salud. Además, debemos recordar que los efectos negativos de la exposición prolongada al sol son acumulativos.
Hay que evitar la exposición al sol en las horas centrales del día (de 12 a 17 horas) y evitar exposiciones prolongadas o dormirse al sol; cubrirse adecuadamente la piel, la cabeza y los ojos con ropa, sombreros o gorros y gafas de sol; y utilizar productos de protección solar adecuados a nuestra edad, tipo de piel y zona del cuerpo en la que se aplican. Estos protectores solares deberán aplicarse treinta minutos antes de exponerse al sol y renovarse cada dos horas y después de cada baño.
Se debe proteger especialmente a los niños, ya que la población infantil resulta especialmente susceptible de una sobreexposición al sol en esta época del año, cuando disfrutan de vacaciones. Su delicada piel hace que, además, los efectos de esta sobreexposición puedan ser en ellos más perjudiciales. Debemos evitar también que los niños menores de 3 años estén expuestos al sol. Del mismo modo, hay que tener en cuenta que el riesgo de quemaduras solares se incrementa con la altura (cada 300 metros, aumenta un 4% el poder de las radiaciones ultravioletas).
Cuidar la alimentación
En verano es también recomendable prestar especial atención a los hábitos alimentarios para evitar posibles intoxicaciones y para reponer en nuestro organismo la cantidad de agua y sales minerales que perdemos durante esta época del año, evitando así las deshidrataciones. Durante los meses de verano se suele registrar una media de 12.000 intoxicaciones por alimentos en mal estado como consecuencia de las altas temperaturas, ya que éstas favorecen el desarrollo de microorganismos.
La Agencia Española de Seguridad Alimentaria recomienda la observación de una serie de normas, basadas en las Reglas de Oro para la preparación higiénica de los alimentos de la Organización Mundial de la Salud. La adopción de estas sencillas precauciones evitará numerosas enfermedades provocadas por una inadecuada manipulación o conservación de los alimentos.
- Consumir alimentos que hayan sido tratados o manipulados higiénicamente.
- No se debe consumir leche sin tratamiento térmico (leche cruda).
- Las carnes, pescados y productos de repostería deben estar refrigerados o congelados. En los establecimientos de restauración es obligatorio el empleo de ovoproductos en la elaboración de mayonesas, salsas, cremas, etc. Si prepara estos alimentos en casa, deberá consumirlos inmediatamente, sin aprovechar las sobras.
- Cocinar correctamente los alimentos: los alimentos pueden estar contaminados por microorganismos, que pueden ser destruidos si se cocinan bien. Los alimentos deben ser consumidos inmediatamente después de ser cocinados, ya que es la mejor manera de evitar la proliferación de los gérmenes. No dejar nunca los alimentos cocinados a temperatura ambiente. Si se van a consumir más tarde, calentar a más de 60 grados o enfriar por debajo de 7 grados hasta que vayan a ser consumidos.
- Evitar el contacto entre los alimentos crudos y los cocinados: un alimento cocinado puede volver a contaminarse por contacto con los alimentos crudos o con objetos que anteriormente hayan contactado un alimento crudo (cuchillos, tablas, superficies, trapos, etc.). Si va a consumir pescado crudo, hágalo después de haber mantenido congelado ese pescado durante más de tres días.
- Asegurar una correcta higiene de la persona que va a manipular los alimentos y una limpieza adecuada en todas las superficies de la cocina: la persona que manipule alimentos debe observar unas estrictas prácticas higiénicas. Es muy importante también hacer la limpieza de la cocina diariamente, como mínimo, y tener especial cuidado en almacenar la basura en recipientes lisos, lavables y cerrados y que estos no se encuentren cerca de los alimentos.
- Mantener los alimentos fuera del alcance de animales.- No hay que olvidar que los animales pueden ser portadores de gérmenes patógenos y parásitos que originan enfermedades de transmisión alimentaria.
- Utilizar exclusivamente agua potable: el agua potable no es sólo imprescindible para beber, sino también para preparar y para lavar los alimentos, especialmente los que vayan a consumirse crudos, como frutas y hortalizas. No se debe beber ni usar agua procedente de pozos que no esté potabilizada y se debe tener especial cuidado con los hielos, que deberán hacerse exclusivamente con agua potable.
- No consumir alimentos perecederos que estén expuestos a temperatura ambiente: en bares, cafeterías, restaurantes, etc., todos los alimentos deben estar protegidos por vitrinas y conservados en condiciones sanitarias adecuadas. Deben estar refrigerados siempre que sea preciso. Es muy importante que se conserve la cadena de frío. Estas medidas deben ser exigidas por el consumidor, y cuando se observe que no se cumplen, los alimentos deben ser rechazados.