Hoy en Farmacia Frías queremos hablar sobre algo que afecta de entre un 3% y un 5% a los niños en edad escolar: el ojo vago.
Este problema consiste principalmente en que uno de los ojos ve peor que el otro, aunque en ocasiones puede afectar a los dos ojos. El origen esto puede deberse a que en ocasiones las vías que transmiten la información del ojo al cerebro no se desarrollan lo suficiente fuertes, y como consecuencia la vista del niño no se desarrolla con normalidad. Este bajo desarrollo puede deberse a la falta de uso, aunque también existen la posibilidad de que intervenga la miopía, astigmatismo o hipermetropía. Muchas veces estos problemas de vista hacen que el niño use más un ojo que el otro, quedando este en desuso y desarrollando este problema.
Normalmente para corregir este problema se pueden usar parches que tapan el «ojo bueno», de este modo el ojo vago tiene que esforzarse y terminar desarrollándose con normalidad. Esta medida se debe tomar lo antes posible ya que de lo contrario existía el riesgo de perder completamente la visión del ojo que no utiliza.
¿Cómo nos damos cuenta de si nuestros hijos padecen este problema?
En ocasiones ellos mismos pueden ser conscientes y darse cuenta de que con uno ven mejor que con otro, pero cuando esto suceda de forma que ellos no se den cuenta podemos observar conductas observables en ellos como que miran a la pizarra o a la televisión de lado, se frotan los ojos con mucha frecuencia, parpadean, guiñan los ojos cuando ven cosas brillantes, se acercan mucho al papel para leer, sufren dolores de cabeza, necesitan seguir las letras con los dedos mientras leen para no perderse o incluso cierran un ojo para mirar a la pizarra, la televisión o el libro.
