Ya estamos en pleno verano y en esta época a muchas personas les surge la duda del protector solar que deben utilizar.
Muchos no quieren quemarse, no quieren tener molestias y se compran uno de protección muy alta que no dejará que, en exposiciones algo prolongadas, les haga tanto daño como si no se echaran nada.
Otros, sobre todo mujeres, quieren ponerse morenas y piensan que, si no se echan ningún tipo de crema, lo conseguirán antes. Esto no es así y lo que sucede es que su piel se pone roja, se queman y pasan una semana como mínimo doloridas para luego pelarse y que todo lo anterior no haya servido de nada.
Hay que saber que los protectores solares actúan como barrera protectora de la piel a las radiaciones solares pero que dichas radiaciones siguen afectando a nuestra piel aun llevándolo.
Generalmente son clasificados según el Factor de Protección Solar (SPF), que identifica la protección que ofrece contra los rayos UV, acorde al tipo de piel.
El SPF es un índice que nos indica el tiempo que podemos exponernos al sol sin riesgo de quemaduras importantes.
Por lo tanto, cuanto mayor índice, menos riesgo.
Debemos conocer nuestra piel antes de exponernos durante largos periodos a los rayos directos del sol. En muchas ocasiones solo nos sirve para sufrir y no se consigue que la piel se ponga morena.
Además, no tenemos el mismo tipo de piel en todo el cuerpo. Hay zonas, como la cara, que son más sensibles y es muy recomendable el utilizar un factor de protección mayor en dichas zonas ya que, se quemarán antes, y se sufrirá más en caso de rojeces.
El mínimo que se recomienda de utilizar el factor de protección 15.
Asique este verano no olvides echarte protector solar y embadúrnate a conciencia si vas a pasar largos periodos sin cubrirte o si tu piel es especialmente sensible.