La estructura de la piel del rostro es muy similar a la del resto del cuerpo, pero sin embargo hay aspectos que la hacen única:
- Su epidermis es más fina, y por lo tanto, más vulnerable frente a las agresiones externas.
- Tiene un mayor número de terminaciones nerviosas y está más expuesta a las agresiones ambientales diarias (sequedad, temperatura, viento, contaminación, radiación solar, calefacción, aire acondicionado o productos cosméticos no adecuados), lo que la hace especialmente sensible.
- Y por último, contiene una mayor proporción de lípidos fisiológicos (entre 7-10%), frente al 2-4% de la piel de las piernas.
Todas estas características hacen que la piel facial sea más frágil y su función barrera puede verse alterada, especialmente en otoño, una estación de cambios, lo que requiere cuidados específicos para evitar, sobre todo, su deshidratación y envejecimiento.
Con el fin de minimizar estos efectos nocivos en la zona facial, deberíamos utilizar diariamente un cuidado hidratante o emoliente de calidad, que nos ayudará a mantener nuestra piel en un perfecto estado de salud. Para ello, os damos algunas pinceladas sobre las características y los ingredientes específicos que deberían tener estos productos que os vendrán muy bien a la hora de elegir el que mejor os convenga:
- Deben potenciar la reconstrucción de la barrera protectora de la piel: con la ayuda de ingredientes de «efecto barrera», como las sustancias hidratantes capaces de retener el agua en la epidermis (dexpantenol, glicerina, etc.) o las sustancias que favorezcan la regeneración epitelial (ceramidas, lecitina)
- Con efecto antienvejecimiento: mejor si incorporan vitamina B3 para acelerar el proceso de síntesis de colágeno y vitamina E, un eficaz antioxidante que previene la acción de los radicales libres.
- Capaz de reducir el picor: con sustancias como la glicina.
- Con efecto antipolución: algunos productos pueden aportar hasta un 88% más de protección frente a la polución.
Este otoño, cuida la piel de tu rostro…